martes, mayo 19, 2009

Joyita: Mastodon - Leviathan


Sincera y personalmente, cuando escuché por primera vez a Mastodon algo se agitó en mí. Al segundo me di cuenta de que era mi cabeza. Volví a confiar en la posibilidad de que nuevas bandas buscaran vías inexploradas a la hora, no sólo de componer, sino de encontrar un equilibrio entre una buena producción -no necesariamente límpida- y un sonido propio. Mastodon suena a Mastodon. No es deathmetal a pesar de incluir voces guturales, ni groove metal, ni thrash metal al uso, es un compendio de todos los estilos, con un aliño de arpegios geniales y coros clavados en el momento preciso. En esta nueva hornada que me ha hecho volver a creer en que se puede ir más allá del metal de los 80 y los 90, me refiero a las bandas que han llegado a mis oídos, incluyo a Lamb of God (As the palace burns), Unearth (The Oncoming Storm), Opeth (Still Life) o el soberbio The Blackening de Machine Head. Se trata de grupos prolíficos en su edición de discos, creativos, que evolucionan (con algún lógico tropiezo), y que defienden un sonido definido a pesar de vivir, como todos, bajo influencias. Pero que dan la sensación de aportar "algo". Para mí Mastodon son el estandarte de esta especie de movimiento que llamaría New Wave of Thrash Metal. Y antes de que entremos otra vez en polémicas que no refieran a lo estrictamente musical, vaya por delante que me la trae floja si han tocado en la MTV o le han dado un premio por ser los más macarras y tatuados de la nueva escena metálica yanqui. Hablo de música.

Leviathan es un disco basado en la novela de Hermann Mellville, Moby Dick. Este es un dato de obligada referencia, porque aporta dramatismo a la atmósfera del disco, una impaciencia que llena los silencios con una especie de seña de identidad. El campo semántico de las letras se dirige en su totalidad a esa idea: tormentas, truenos, eso que esconde el agua que atrae a los hombres, arpones, la omnipresente ballena como concepto final y metafórico de la muerte, el orgullo del hombre para no someterse al poder del monstruo…

Arranca con Blood and thunder Un tema directo que ataca con un riff potente y ágil. Tras el segundo "White wheal! Holy grail! ", llegamos a la primera delicia compositiva del álbum, una escala a dos guitarras acompañada en cada décima de segundo con una serie de atronadores redobles por parte de Brann Dailor, que ya te indica por donde van a ir sus tiros. Es un tema explosivo, recipiente de toda la fuerza que la banda va a descargar tema por tema, y aunque carece de la complejidad propia del resto del disco, es una buena manera de abrir boca. Potencia es la palabra que mejor define I am Ahab (nombre real del capitán obsesionado por dar caza a Moby Dick), las voces desgarradoras y los ritmos endiablados no dan un segundo de concesión. Seabeast (algo así como “monstruo marino”) comienza con una intro técnica que surge y se desintegra varias veces hasta desembocar en una auténtica tormenta sónica (3:30). En Island brilla la evidente conexión y complicidad de la banda para crear composiciones de elevada complicación, pero nada sobrecargadas de ritmos, sino ensamblados con una calidad y una violencia únicas. Tremendo. Las voces de Sanders y Hinds son difíciles de diferenciar, se aúnan en una agónica letra que profundiza en la temática del libro de Melville, mientras Dailor (este disco merece la pena escucharlo únicamente para fijarse en él. Creo que aquí se gana por méritos propios un peldaño en la escalera de los grandes baquetas) reparte todo lo que le da la gana, con acierto, y sin salirse ni un ápice del ritmo. Iron tusk tiene la línea de Blood and Thunder: ese riff rabioso y pegadizo que da paso a una estrofa cruda y machacona. Se repite en dos tiempos y después llega el primer bridge, creativo como pocos a lo largo del trabajo; tras este otro cambio más lento, y un tercero que pone fin al tema con un grito "Sail on " que parece surgir de las mismísimas entrañas del océano.

En el centro del disco hallamos Megalodon. Sublime. Otro de los temas que posee esa identidad que desde los primeros compases te transmite la sensación de esconder algo nuevo. Comienza con un medio tiempo en el que de nuevo las baquetas tratan la melodía, lenta en plan balada, sin ninguna piedad; la misma que esgrime Troy Sanders al entrar en materia con su voz desgarrada, durante un minuto el ritmo es seco, con la letra acompasando a golpes la canción, hasta todo se disipa en un fade con tintes country. ¿Se ha acabado? ¡NO! Sin tiempo a que el silencio se acomode comienza la parte más bestia del album, thrash a toda velocidad con un bajo latente como el corazón de un monstruo de un tamaño que encajaría con el nombre de la canción; qué decir de las cabriolas de la batería. Equilibro puro. Hasta que Sanders vomita su "Swimming in fear for life ". Entonces una serie de fraseos que corretean por el mástil hasta colarse en nuestro cerebro se sucede entre redobles y riffs estridentes y deliciosos para llevar a morir a la bestia. Para mí es uno de los temas claves para acercarse a Mastodon.

Continuamos con Naked Burn. Una mezcla de guitarrazos crujientes, de concienzuda creación. Esta banda no mezcla ritmos de diversas texturas y los pone uno detrás de otro. En esta canción vuelve a quedar de manifiesto que no es necesario una voz quebrada para que la fórmula funcione. La lírica de las cuerdas vocales ensambla a la perfección con las escalas y los ritmos que se desarrollan de manera natural a lo largo del tema. Un prodigio, quizá algo complejo a la primera escucha, no lo niego. Pero tremendo a la quinta. Palabra. Aqua Dementia es otra de las obras de arte de esta, ya de por sí, exquisitez musical llamada Leviathan. Un inicio infernal (con una lección de redobles en serie que podría servir perfectamente a una escala de aquel alocado estilo jazzero llamado bebop), sirve de preámbulo a la parte nuclear de la canción: unas guitarras extraídas de la mismísima edad del hierro, rabiosas y sucias, rivalizan con las voces guturales del trío de salvajes vocalistas que ponen al rojo vivo las cuerdas vocales en cada tema. El resultado es, simplemente, fabuloso. Después de tres cambios de ritmo en progresión, el tema se relaja, con un tempo lento, que descarga en un hipnótico nuevo riff, que dará fin al tema.

Un silencio de minuto y medio reina entre el final de Aqua dementia y Hearts Alive. Este temazo de casi 14 minutos está plagado de cambios, es capaz de erizar el vello del alma a cualquier amante del metal, sea cual sea su corriente. Es una apabullante exhibición de ritmos y riffs que se convierte en un verdadero placer para los oídos. Me niego a hablar más de ella. Simplemente diré una cosa: minuto 9. No comments. Pone fin al disco la instrumental Joseph Merrick, nombre propio del inglés que fue conocido como "hombre elefante" (uno de los leit-motive más evidentes de la banda), inmortalizado en la película “The Elephant Man” , de David Lynch. Se trata de una elegante canción, llena del dramatismo que sólo puede aportar la acústica y el conocimiento de la historia de Merrick. En ella se reúne toda la atmósfera que ha dado vida al disco, con un sonido especial absolutamente distintivo de la banda, novedoso sobre todo en el sólo de Kelliher. Una verdadera maravilla. Yo suelo ponerla el domingo al despertar. Permítaseme el consejo.

Leviathan posee un sonido rudo pero técnico, denso pero refinado. La crudeza de la violencia de voces, las distorsiones, y los redobles magistrales de Daillor, quedan suavizados por los excelentes arreglos de producción de Matt Bayles (quien ha trabajado con la banda en sus tres trabajos oficiales). Este disco es el segundo plato de un menú muy sabroso. Nada indigesto, a pesar de lo que pueda leerse por ahí. ¿O quizá es el primer plato? Dos años después llegaría Blood Mountain, y hoy, en 2008 aún estamos esperando su nuevo disco. El postre. Y por favor, tarden unos años en traerme la cuenta.

Fuente

Año: 2004

1 Blood and Thunder (3:48)
2 I Am Ahab (2:45)
3 Seabeast (4:15)
4 Ísland (3:26)
5 Iron Tusk (3:03)
6 Megalodon (4:22)
7 Naked Burn (3:42)
8 Aqua Dementia (4:10)
9 Hearts Alive (13:39)
10 Joseph Merrick (3:33)

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